Desde siempre el hombre ha
sido curioso y por lo mismo se ha encargado durante su existencia de explorar
cada rincón, cosa, sentimiento, emoción, fenómeno etc. Lo hace porque desea
sentirse cercano a las definiciones y al manejo de estos, pues se sabe que el
hombre le teme a lo desconocido y si hay algo que lo ha sabido perturbar desde
su creación, ha sido la incertidumbre. Es el no saber a qué se enfrenta cada
día, por eso ha intentado examinar minuciosamente a través de las ciencias lo
que le rodea y con esto ha logrado enterarse de ciertas cosas que con la ausencia
de los sentidos, hubiera sido imposible de determinar o experimentar.
Con el paso del tiempo, el
hombre ya había descubierto cientos de cosas y entre ellas quiso comenzar a
mirarse a sí mismo, y llegó a un punto en el que lo que quiso explorar fue su
cuerpo mismo, su cuerpo con el otro, y su cuerpo con todo lo demás. El hombre
evidentemente en los inicios lo que hizo fue comunicarse mediante señas,
signos, símbolos, etc. Pero siempre acostumbraba a plasmar o materializar en
las piedras y demás materiales naturales a los animales, era rara la vez en que
él mismo se representaba. Pero como esto no le duraría para siempre, comenzó a
verse como un ser que se podía representar y decidió hacerlo. Cuando ya el arte
hacía parte del mundo humano, el hombre sentía curiosidad por registrarse a sí
mismo mediante pinturas y fotografías en las que no precisamente salía su
rostro común, sino él desde su esencia misma, es decir, desnudo.
En la mitología griega, Eros era el dios primordial responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un dios de la fertilidad. En algunos mitos
era hijo de Afrodita y Ares, pero según El banquete de Platón fue
concebido por Poros (la abundancia) y Penia (la pobreza) en el cumpleaños de Afrodita. Esto
explicaba los diferentes aspectos del amor. [1]
Pero además en el mismo pensamiento griego, Eros se
nos presenta como un dios que encarna no solo la fuerza del amor
erótico sino también el impulso creativo de la siempre floreciente naturaleza,
la Luz primigenia que es responsable del orden y la creación en el cosmos. Como
se sabe, en cuanto al origen de Eros existen varias versiones.
En la versión en la que Eros aparece como hijo de
Afrodita y Ares, se considera que Zeus ve al niño como un peligro potencial y
le ordena a su madre que lo haga desaparecer, pero ella lo oculta en un bosque
y allí lo crían las fieras, Siendo todavía un niño. Eros construyó un arco y
flechas (de ciprés) y se convirtió en un certero tirador.
La nereida Tetis consiguió de
Zeus, el día que se casaba con Peleo, que lo recibiera en el Olimpo y cambió su
rústico arco por otro de oro. Eros aparece representado en el arte como un
niño alado, mensajero y acompañante de Afrodita, uniendo a los seres con sus
flechas de amor. Su influencia ha sido enorme y la adoración de Eros llegaría a
estar muy extendida. Fue venerado fervientemente por un culto a la fertilidad en Tespía y jugó un importante papel en
los misterios eleusinos.[2]
Con base en lo anterior, se puede decir que Eros se
ha encargado de “flechar” a los hombres con el fin de despertar en ellos
diversidad de emociones y sentimientos, pasiones etc. Es posible afirmar entonces, que el Eros es una parte
importante para el ser humano, debido a que éste ha sido añadido a él y cumple
con determinadas funciones promovedoras de sensaciones, lo que de una u otra
forma da pie al hombre para hacer o no hacer, es decir, el Eros es una parte
humana que impulsa o no a desarrollar diferentes tipos de roles frente a el
hombre mismo o a otros seres.
[2]
Ars erótica, “el erotismo en la historia del arte”. Sevilla
Andalucía España. http://es.scribd.com/doc/18168957/El-mito-de-Eros-y-Psique-El-erotismo-en-la-H-del-Arte-
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