“EROXXX vs. EROS”
“ENTONCES DIJO ALMITRA: Háblanos del amor.
Y él alzó la cabeza y miró a la multitud,
y un silencio
Cayó sobre todos, y con fuerte voz dijo
él:
Cuando el amor os llame, seguidle, aunque
sus caminos
Sean agrestes y escarpados.
Y cuando sus alas os envuelvan, dejadle,
aunque la
Espada oculta en su plumaje pueda heriros.
Y cuando os hable, creedle, aunque su voz
pueda
Desbaratar vuestros sueños como el viento
asola vuestros
Jardines.
Porque así como el amor os corona, así os
crucifica.
Así como os agranda, también os poda.” [1]
La belleza plena, joven, dulce de miel,
del género humano se ha convertido en lo que hoy podemos destacar como el
sentimiento, no he dicho si un sentimiento es bueno o malo según la moral,
estoy diciendo que la esencia misma de tener sentimientos, es algo bello.
Cuando se aplica una gota de dulzura, se refresca el espíritu y la mente, pero
cuando convidamos una gota de amor, más que refrescarse, se magnifica el cuerpo
y con ellos todos los sentidos sensoriales, el tacto, la vista, el oír, el
gusto y el olfato; estos, a su vez hacen que se agrande intensamente la
búsqueda de placer sexual y emocional. Del mismo modo, al agregar un poco de
indiferencia, visto como un castigo o un sentimiento negativo, allí podemos
encontrar el amor o eso que dice ser “amor”, el hecho purificante de esta
cuestión es que se nos promete placer, más que una plenitud absoluta.
La experiencia amorosa, de encontrar una
pareja (sea del mismo o diferente sexo) suministra una felicidad constante y gozosa,
que se debe a que nos permite una sexualidad que nos atrae, nos fascina, nos
envuelve, nos desequilibra, nos encalambra, nos obsesiona, nos da una sensación
de éxtasis. Pero la experiencia amorosa proviene de la
experiencia individual y propia del ser humano, que tiene una amplitud diversa,
una respuesta temporal y no necesariamente sexual- corporal. Al hablar de la
plenitud absoluta, anteriormente mencionada, se convierte en la unidad máxima
de la experiencia personal; es este el
momento, de una expresión explorada desde el ambiente que Eros nos ofrece
contemplar.
“El sentido de Belleza no es simplemente
el placer estético que genera, sino descubrirnos la armonía de la creación y el
papel de la contemplación en la vida humana”[2],
no sólo en la misma persona he encontrado el Eros, yo como sujeto, sé que todos
hemos experimentado el Eros, sin saber que él se está manifestando y no
necesariamente con la pareja de compañía amorosa; si bien, ese Eros,
trascendental en la mayoría de veces
habla con sensaciones en contextos jamás imaginados. Habla cuando alguien se come
un rico chocolate Nestle, cuado se duerme luego de un día agotador, habla
cuando se escribe un ensayo de un tema que le guste, cuando se quita las medias
para estirar los dedos, habla cuando se lee un fragmento de Federico García
Lorca o Rafael Pombo, cuando ve una pintura en la cuidad, cuando toca la
textura de una culebra, cuando se observa un paisaje, cuando se roba un yogurt en un súper mercado,
cuando se hace un tatuaje y un piercing
en el cuerpo, cuando come crayola y papel, cuando roba el Nestun del bebé, cuando
se ve al espejo y se maquilla, cuando regala una frase de su propia autoría,
cuando se siente placer al escribir el nombre propio… eso es Eros,
contemplación de la actividad
inconciente del hombre. La experiencia amorosa, como lo dice Noriega, es la
experiencia del impacto que una persona de sexo diferente suscita en el sujeto
y la seducción que implica, por la riqueza e intensidad que contiene, se nos
revela de una importancia singular.
“Amar es querer la libertad; la completa
independencia del otro”[3]
esta cualidad de libertad nos la concede Eros, Cupido o Dionisio, como quieran
nombrarlo, para no hacer ataduras dañinas; por el contrario, da luz, para ser
llevadero de las formas de manifestar el amor y multiplicarlo. Lo que llamamos
Eroxxx, es esa sexualidad dinámica, principalmente genital, y considerada como
un hecho fundamental, dador de vida y fertilidad, que afecta directamente la
corporeidad; se convierte pues, en una sustracción objetiva, tácita y visual.
Esa experimentación entre parejas,
contiene en su esencia máxima el deseo, el placer, lo banal, lo clandestino, lo
excitante, lo mordaz, mezclado con la plenitud se convierten en una fuerza que
aísla la soledad del sujeto y llega a comprender nuevos caminos, como: la
seducción, la sensualidad, los fetiches, las morbosidades, la atracción física
que se observa y se siente a través de elementos comunes, entre mujer y
hombre, como: la piel, la boca, las
manos, los pies, los senos, la vagina, el pene.
Este choque de Eros y Eroxxx, frente a la
sociedad juzgante, crea estigmas, guiados a través de la moral; es por ello,
que no se puede entender la conformación de relaciones de parejas jóvenes con
adultos, mujer con mujer, hombre con hombre, enano con alta, boquinche con una
modelo, un cura con una adolescente; “-Henry- dijo- Dorian Gray es para mí el
motivo de mi arte; tú no verás nada en él. Yo lo veo todo. Cuando no hay
ninguna imagen de él delante de mí, está más presente que nunca en mi trabajo.
Esto me ha sugerido como te he dicho, un
nuevo estilo. Lo encuentro en las curvas de ciertas líneas, en lo sutil
de ciertos colores. Eso es todo”[4]
, esta es una manera de ver a alguien, de sentirlo a través del arte de la
pintura; por consiguiente, todos tenemos diferentes formas de ver el amor, de
sentir placer, de concebir el deseo, de crear manifestaciones naturales e
inconcientes de hombre.
La pugna entre Eros y Eroxxx, no es más
que una simple situación en la que prevalece el deseo o en otras prevalece el
afecto, dependiendo del contexto en el que se desarrolle, como dice Gibrán Cuando el amor os llame,
seguidle, aunque sus caminos Sean agrestes y escarpados; simplemente, es
continuar esa magia que nos llama a ser una persona deseada y dejarse llevar
por lo que el placer nos conduzca.
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